miércoles, 18 de agosto de 2010

Una selva en mi jardín.

Un techo con nervaduras repleto de pequeñas gotas moradas y un árbol que llora lágrimas color miel.
Flores sin fin, aves por doquier, tierra en mis pies.
Un barco de papel, un vaso lleno de agua con sabor dulzón, olor a perro y un fugaz aroma a jazmín.
Mariposas y bichos bolita; horas y horas de entretenimiento hasta ir a soñar.
Mi propia laguna donde nado y me sumerjo cuando el calor no da para mas.
Una melodía de fondo, que hasta el día de hoy me lleva a tiempos de paz y felicidad.
Cerca de la entrada un mundo de agujas de coser y retazos de telas multicolor; al fondo una persona muy especial, que con sus 70 años me hacia desayunar un exquisito mate cocido con pancitos a la par.
Una pantera negra duerme en mi cama. Ronronea y juega esperando el día que se den cuenta que en realidad no era una nena, ya que tenia dos tremendos huevos en la parte trasera.
Y yo, una pequeña niña, feliz, creciendo en medio de la selva.

1 comentario:

Nanu dijo...

Es re lindo :) me encanto lo de los huevos jajjaa